after dark
“Perfil de una gran ciudad. Captamos esa imagen desde las alturas, a través de los ojos de un ave nocturna que vuela muy alto. En el amplio panorama, la ciudad parece un gigantesco ser vivo. O el conjunto de una multitud de corpúsculos entrelazados. Innumerables vasos sanguíneos se extienden hasta el último rincón de ese cuerpo imposible de definir, transportan la sangre, renuevan sin descanso las células.”
Tan sólo me he leído la primera página del nuevo libro de Haruki Murakami, “After Dark“. Pero al leer solamente esas primeras líneas, y como me suele pasar siempre con los libros del escritor japonés, tengo la extraña sensación de que voy a introducirme entre las letras de cada palabra como si formaran parte de mi propio cuerpo. Como si yo misma fuera uno de esos corpúsculos de los que habla Murakami, enganchada inevitablemente a los engranajes de una ciudad que no duerme, que no descansa, que tiene siempre abiertos sus ojos de neón.
“After Dark” me recuerda a noches de insomnio, a cigarrillos a las tres de la madrugada sentada en el balcón. Huele a noches en vela. Y me encanta su color azulado.
y, como siempre… fue un placer, señor Murakami